Ya conocemos los datos definitivos del IPC en junio que, por otro lado, vienen a confirmar los datos que el indicador adelantado ya nos señalaba.
La inflación se mantiene en torno al 2,7%, del mismo modo que ocurre en el mes de mayo, siendo, de este modo, la tasa más elevada en los últimos cuatro años (concretamente desde el mes de febrero de 2017)
Fundamentalmente, los elementos decisivos en esto han sido la electricidad y el precio de los alimentos, que han contribuido a no recortar la inflación. En caso de los alimentos es especialmente relevante ya que, la repercusión en los precios es más lenta, pero más sostenida en el tiempo que la de otros elementos.
Hay que tener en cuenta, hablando de alimentos, que la carne, la leche y alguno de sus derivados, huevos, aceite y grasas, son los de mayor subida de precio, con lo cual, los derivados de estos productos han notado el impacto, pero, lo seguirán notando en los próximos meses.
El IPC, de esta manera, aumentaría un 0,1% con respecto al indicador adelantado, en buena medida provocado por el disparo del valor de la vivienda hasta el 10,9%, lo que significa, de hecho, medio. Más que en el mes de mayo. Esto tiene que ver por un lado con un aumento de la demanda (incipiente) pero también con la subida de la electricidad.
No se va a tratar de movimientos irregulares. De hecho, para una parte importante de los analistas, julio va a volver a ser un mes de descenso de la tasa interanual, puede que incluso por debajo de lo que ocurrió en junio.
El IPC en Julio y agosto: qué esperar
Sin embargo, a partir del mes de agosto, fundamentalmente en el último trimestre del año, la previsión es de crecimiento amplio. Entre los motivos que se pueden aducir, además del peso del precio de los alimentos en origen, que influye de manera más lenta en la cesta de la compra de otros precios, se contempla la comparativa respecto al retraso en 2020 de las compras de verano, y a factores locales relevantes, cómo la suspensión de la rebaja temporal del IVA en Alemania.
En cualquier caso, el Banco Central Europeo sigue manteniendo proyecciones en las que sitúa el IPC alrededor de 1,9%. Esto significaría, no sólo menos de lo que los analistas prevén (S3 por ciento de media) sino incluso por debajo del 2% que el propio organismo bancario central europeo preveía hace unos meses. Según estas previsiones, en 2022 el IPC seguiría disminuyendo hasta el 1,5% interanual y, en 2023, podría incluso rozar el umbral de 1,4%.