Como resultaba esperable algunos precios de la cesta de la compra han subido en el periodo de estado de alarma. Sin embargo, la subida tal vez ha sido superior a la esperada.
La inflación en los precios ha sido relativamente baja, del -0,7%. No obstante, tanto en alimentos como en bebidas, el porcentaje ha subido hasta el 4%, una subida que no había dado en los últimos 7 años.
Subida de precios por los alimentos frescos
Pero la cosa no queda aquí, ya que los alimentos frescos ahora cuestan casi un 7% más que antes. Esto dificulta su compra para gran parte de la ciudadanía española, ya que las cifras de paro son alarmantes y las ayudas no resultan ser suficiente para muchas familias del país. Una vez que se tenía constancia de que el virus había llegado a España y en vista de que el número de infectados y muertos aumentaba de manera surrealista, mucha gente dejó llevarse por el pánico y realizó compras masivas de alimentos, ante el miedo de que éstos pudieran agotarse en la cuarentena.
El Gobierno garantizó que no iba a haber escasez de alimentos, pero aun así este tipo de compras han continuado hasta la fecha, lo que ha tenido como consecuencia una subida exagerada en los precios de los alimentos, haciendo especial énfasis en los frescos, como ya mencionamos.
Mientras esto sucede, la deflación se genera por la falta de consumo de combustibles como la gasolina, que es de un 18,1%, y también de la electricidad en un 5,8%. Como ya mencionamos anteriormente, la subida en los precios de los alimentos y las bebidas ha sido de un 4%, exactamente como ocurrió en el pasado 2013.
Sin embargo, hay una diferencia fundamental respecto a ese año, y es que en ese momento no hubo ninguna bajada respecto al petróleo, por lo que debería favorecerse la bajada de los productos agrícolas, puesto que la caída del crudo supone una bajada también en el coste de los transportes y fertilizantes, principales factores para la producción agrícola, cuando en este caso ha ocurrido todo lo contrario; el crudo ha bajado pero el coste de los alimentos se ha disparado.
Los alimentos frescos son los que más subida experimentan, siendo uno de los productos más habituales de nuestras compras. De cerca le siguen el pescado fresco o refrigerado con un 10,5%, más tarde la carne de cerdo con un incremento del 8,2%. El azúcar también aumenta mucho su precio, con casi un 8%, la carne seca, salada o ahumada aumenta un 7,1%, las legumbres y hortalizas un 5,8%, la carne de pollo y pavo un 5%. También aumentan de precio las comidas especiales para bebés, que lo hacen con un porcentaje inferior a los anteriores, del 4,6%.
Todos estos productos son casi imposibles de sustituir en nuestras dietas, y para muchos está siendo un auténtico desafío mantener el nivel en sus compras habituales, ya que no disponen de los mismos ingresos que antes debido a la crisis económica.