¿Qué ocurre con tu ahorro dormido con la inflación al 5,5%?

Con la inflación colocada en el 5,5%, una tasa que no se generaba desde principios de los 90, muchos ahorradores que han inmovilizado su dinero en vista del escaso rendimiento de los productos garantizados, van a verse afectados, aunque, tal vez aún no tienen clara la forma.

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Vaya por delante que el objetivo mínimo del ahorro siempre debería ser tratar de batir a la inflación. Obviamente en este caso batir a la inflación del 5,5% es complejo. Pero, tener el dinero inmovilizado tiene una serie de consecuencias y factores clave que es importante.

La inflación y su influencia en el ahorro

Probablemente esta sea la clave financiera más a tener en cuenta en este caso. Por inflación entendemos la subida de los precios de los bienes y servicios que se consumen durante un período de tiempo concreto, generalmente esto se calcula año tras año. Lógicamente, el valor de las cosas no es el mismo transcurrido el tiempo, comparemos lo que valía cualquier cosa en el año 2000 y lo que vale ahora.

Independientemente del momento histórico en que estamos viviendo, sobre el papel los niveles de inflación correspondientes a una economía que fluya relativamente bien rondan entre el 1,5% y el 2,5% anual. Cuando se plantea poner a trabajar el ahorro lo que se busca como objetivo mínimo es combatir precisamente este encarecimiento de la vida.

Cuando el dinero se queda bajo el colchón es obvio que no carece en absoluto, y que, por tanto, año tras año deberíamos restar la inflación al valor total del dinero ahorrado bajo el colchón. Obviamente esto en un plazo corto puede que no se note mucho, pero si se adopta un sistema la pérdida de valor del dinero puede ser verdaderamente importante.

Es cierto que en una época como la actual, con un rendimiento escaso de los productos garantizados, batir la inflación se antoja una empresa muy difícil para este tipo de productos, en ese contexto es el que a veces puede surgir la desesperanza del ahorrador, pero, en cualquier caso, aunque sea derrotista, parece mejor ganar un 0,05% a no ganar absolutamente nada, al menos minimizar la pérdida de alguna manera.

En escenarios de inflación anual negativa, claro está los depósitos o los productos de ahorro ganan contra esa tasa negativa, pero, generalmente si esto ocurre los productos garantizados bajan aún más su rendimiento.

La importancia de tener en cuenta a hacienda

Los movimientos repentinos de grandes cantidades de dinero no localizadas pueden suponer la suspicacia inmediata de hacienda.

Por ejemplo, si de repente realizamos una gran compra en metálico con un desembolso elevado, puede ocurrir que se nos exija justificación de la procedencia del dinero.

Si no existe un justificante bancario o algún tipo de documento que muestra una procedencia lícita del dinero es posible que se nos aplica una sanción que puede llegar hasta cinco de los por ciento de la cantidad que hemos pagado.

Esto es un caso extremo para una elevada cantidad de dinero que lleva mucho tiempo inmóvil, pero es otro riesgo evidente para los que decidan guardar el dinero bajo colchón.

¿Por qué el dinero inmovilizado pierde valor?

Es uno de los argumentos centrales contra guardar el dinero bajo el colchón tiene que ver con la idea básica del ahorro, es decir, nuestro ahorro tiene al menos que producir la cantidad correspondiente al incremento del costo de la vida ya que si no, efectivamente, se trata del dinero inmovilizado que genera una pérdida virtual de metálico, pero muy tangible a la larga de poder adquisitivo.

Esto en contextos de crecimiento como los que se venían dando en los años previos a la crisis tiene una lógica aplastante, sin embargo, en el marco de los últimos tres o cuatro años, por ejemplo, en un proceso de desinflación evidente en el que el crecimiento es el que es, la movilización del dinero realmente en muchos casos puede llegar a tener costes equivalentes al menos a lo que se obtiene (no hay más que mirar el rendimiento por ejemplo de los depósitos).

Esto genera un debate aún no resuelto y realmente complejo ya que la pérdida de valor del dinero inmóvil hoy en día no es comparable en absoluto a lo que podía ser hace tan sólo 10 años.

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