Como ya podemos comprobar en los indicadores adelantados del INE para este mes de agosto, la previsión apunta a un retroceso de tres décimas que situaría el IPC en el 1,5%, acumulando un retroceso similar al que ya presentara en el mes de julio, y acercándose al mínimo marcado en el mes de abril con el 1,4%.
En este entorno y a falta de los datos definitivos que se publicarán el día 12 del presente mes de septiembre, siguen acumulándose los mensajes por parte del gobierno apuntando a una previsión de cierre del año con el IPC por debajo del 1%, que en algunos análisis muy optimistas lo sitúan en un histórico 0,8%.
Hasta ahora y después del repunte de los meses de mayo y junio, las noticias positivas en la tendencia a la baja del IPC se han acumulado, en buena medida debido al precio de los carburantes que presentan, curiosamente y a pesar de la actual crisis Siria, menores precios que en los mismos meses del pasado año 2012.
En esta tesitura son dos los elementos que parecen muy a tener en cuenta en los próximos meses en este proceso de evolución, además de, lógicamente, los movimientos económicos generales, desde el lado positivo el efecto escalón de la subida del IVA en los meses de septiembre y octubre del pasado año 2012 podrían beneficiar este retroceso supuestamente sostenido, con lo cual, efectivamente, podrían situarse muy cerca del 1%, teniendo cuenta que la subida por ejemplo de septiembre 2012 colocaba el IPC en el 3% (realmente por encima) con un aumento en aquel mes de un punto porcentual.
En el otro vértice se encuentra la incógnita sobre la evolución de los precios del carburante, así como la lógica evolución de los precios en conjunto en el último trimestre del año, unos precios que en el caso de los carburantes apuntan en principio a pagar los efectos de la citada crisis Siria y podrían servir de lastre al efecto escalón de la aplicación del impuesto sobre el valor añadido el pasado año.