Con esta afirmación tan categórica explica Dalamar su visión del asunto y aquí aprovechamos para titular con ella. La relación entre el precio del crudo y la inflación se ha estrechado en los ultimos ejercicios. De hecho, la evolución del petróleo marcó el devenir del IPC 2008 y la del IPC 2009. Buena parte de las caídas que está viviendo el índice en este ejercicio siguen motivadas por los excesos del oro negro el pasado año, aunque la vivienda también sigue aportando lo suyo.
La energía ha sido un martillo pilón para el IPC en el año 2009. Sólo hace falta ver la relación entre el IPC subyacente, que no incluye energía ni productos elaborados con el índce general, y sobre todo la incidencia de los productos energéticos en la inflación. Y es que esta ha caído al ritmo del precio del crudo y ahora que este sube impulsado por los fundamentales se empiezan a hablar de un aumento de las presiones inflacionarias.
La energía puede ser el detonante para que la inflación aumente lo que resta de año y durante el próximo ejercicio. A esto hay que añadir las que generarán las políticas monetarias expansivas para aumentar la liquidez, el aumento del gasto público y el resto de medidas anticrisis de la mayoría de gobiernos en todo el mundo. Ademá de la presión inflacionaria, el aumento del precio del crudo suele tener efectos nocivos sobre la economía ralentizando su crecimiento. Como norma, el Fondo Moneatio Internacional establece que por cada incremento permanente de cinco dólares, el crecimiento mundial se reduce en 025 puntos. En el caso de los países industrializados el efecto es mayor y alcanza los 0,4 puntos sobre el crecimiento y 0,5 puntos sobre la inflación.