Una de esas frases populares tan extendidas (y tan sabias) dice que quien no se consuela es porque no quiere, en clara referencia a que incluso en los momentos más convulsos o las situaciones más difíciles se puede encontrar, si así se quiere, justificación a prácticamente todo, si esto lo aplicamos en los últimos años a la economía y a los gobiernos en nuestro país probablemente nos encontramos con declaraciones y previsiones que serían la máxima expresión de ese consuelo a medias.
En estos días, y tras la reducción realmente importante de la prima de riesgo que en primer lugar abandonaba la cota de los 300 puntos y posteriormente se sitúan una franja a partir de los 250 (relativamente cómoda) hemos asistido a todo tipo de declaraciones, algunas triunfalistas, otras minimizando la importancia del hecho y otras, probablemente las más acertadas, valorando un término medio en el que efectivamente este hecho adquiere importancia notable y como tal debe ser tratado aunque no es en absoluto la piedra filosofal que resolverá los problemas de la economía de nuestro país.
Hay tres cuestiones muy importantes a tener en cuenta en relación a esta bajada de la prima de riesgo.
La primera de estas cuestiones es que tras las primeras alegrías del retroceso se ha podido constatar algo que es tan importante o más en sí mismo que el hecho de que la prima retrocediera; una evolución en sintonía con los movimientos de las primas de riesgo de otros países europeos, lo cual sin duda es una buena noticia en sí misma ya que sintoniza (nunca mejor dicho) lo que antes se encontraba absolutamente desconectado de otras evoluciones en países del entorno, no olvidemos que hemos llegado a situarnos en algunos momentos cercanos a los 640 puntos básicos.
En segundo lugar obviamente si esta bajada y está sintonía con los movimientos del entorno continúa se puede materializar al cierre del ejercicio un ahorro notable en los intereses de la deuda pública. El ministro De Guindos, tal vez con un exceso de voluntariedad ha cifrado ya este ahorro cercano a los 5.000 millones de euros, a fecha de hoy y aún con todo un cuatrimestre por delante puede parecer un tanto aventurado lanzar esta previsión que, de entrada, equivaldría a reducir la deuda sobre lo presupuestado en inicio, descendiendo de los 38.500 millones iniciales a los 33.500 millones que de darse esta previsión resultaría.
Por último y desde luego no menos importante es el aumento gradual de la confianza ante la disminución de la prima de riesgo lo que se traduce (en teoría y no de manera inmediata) en una confianza en proceso de crecimiento y recuperación por parte de los inversores internacionales.