Poco a poco, despacio pero sin pausa, la inflación en España empieza a retroceder una vez que los precios del petróleo se han contenido y que las tensiones de la negociación colectiva han llegado a su fin, con muchas empresas negociando convenios sobre la productividad y no sobre la inflación.
Además, y según la apreciación de José Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía, es previsible que en los meses de verano se mantenga esta contención de precios que llevaría a un otoño tranquilo desde el punto de vista de la inflación.
Se está dando una situación, por tanto, que deja al Banco Central Europeo un tanto fuera de juego, ya que el incremento de tipos de interés de hace una semana obedecía a la lucha preventiva contra la inflación, una inflación que no aparece por ningún lado y que está retrocediendo poco a poco.
Por tanto, el máximo organismo de control financiero dentro de la zona Euro ha lastrado el crecimiento económico europeo tratando de protegernos contra nada, contra nada que fuera a suceder, porque como ya preveían muchos analistas, la tensión inflacionista de principio de año más tenía que ver con una situación coyuntural, como eran las revueltas el Norte de África, que con la realidad económica y social.
La clave en España, por otro lado, se está dando en el comienzo de la vinculación de los salarios a la productividad y no a la inflación, porque lo segundo generaba un círculo vicioso del que era muy difícil escapar.