Dentro de poco toca cambiar el reloj al «horario de verano». El adelantar o atrasar una hora nuestros relojes en función de las horas de luz, es algo habitual, y lógico para muchos de los que lo hacen, pero no es nada común en el resto del mundo. Solo 82 naciones del mundo realizan esta práctica. Alemania fue el primer país que cambió la hora en 1916 y se da principalmente en países de América y Europa.
El fin que todos conocemos es el mejor aprovechamiento de la luz solar, y la reducción de costes en energía tanto de las empresas como de las familias. Pero realmente no hay un consenso entre todos los países en relación a este cambio horario. La mayoría de los países europeos esperan hasta el 29 de marzo para ajustar los relojes, mientras que los EE.UU.
Canadá, Cuba y Bermudas (entre otros) lo hacen el 8 de marzo. Al otro lado del hemisferio sur, donde el verano y el invierno se invierten, los países que adoptan el ahorro de tiempo (horario de verano) se mueven en la dirección opuesta a la luz del día.
¿Sirve realmente el cambio de hora?
Lo cierto es que no. Un error muy común, es pensar que en el horario de verano se ahorra energía, haciendo uso de la luz natural durante las horas de trabajo en lugar de electricidad, pero de acuerdo con un estudio de 2008 del Departamento de Energía, este cambios de hora ahorra menos del 1% del consumo anual de energía en EEUU. Lo poco que ahorra se compensará lo más probable con el aumento de luz que se produce a otras horas.
Aún así, no somos los únicos que cambiamos este horario. De hecho hay algunos países, en concreto ocho que operan bajo sus propias zonas de tiempo en lugar de las del Coordinated Universal Time (UTC), y en esos ocho países viven más o menos un 40% de la población humana. Las razones por este cambio son varias. Una de ellas es por lo que se denomina «nación». Por ejemplo los de regímenes autoritarios.
Como paso hace años con Hugo Chávez, que diseño un plan de cambio horario para Venezuela, el cual era innecesario, y que se hacía principalmente para tener una diferencia entre su rival EEUU.