Lo que parece poco… también suma (y mucho)
Cuando se habla de inflación, solemos pensar en subidas disparatadas de precios, en crisis o en titulares alarmistas. Pero la inflación moderada, esa que ronda el 2% o el 3% al año, también tiene su “peligro silencioso”. No te arruina de un día para otro, claro, pero va haciendo mella. Cada año, tu dinero vale un poco menos. Y si no haces nada, tus ahorros se van desinflando sin que apenas te des cuenta.
En estos momentos, España vive precisamente ese tipo de inflación: moderada, pero persistente. No es un drama, pero tampoco es para relajarse. Porque si no tomas medidas, acabas pagando más por todo… mientras tus ahorros siguen quietos, sin crecer ni un céntimo.
Por eso, conviene tener algunas estrategias claras. Y no, no hace falta ser economista ni tener un máster en finanzas para empezar a ahorrar mejor. Basta con ser un poco más consciente y hacer pequeños cambios con cabeza.
Lo que sí puedes hacer para ahorrar más sin complicarte la vida
Vamos al grano. Aquí no se trata de hacer malabares con la nómina, sino de aplicar ideas sencillas que funcionan. En un contexto como el actual, cada euro cuenta, y si lo gestionas bien, puedes notar la diferencia a final de mes.
Una de las primeras cosas que deberías mirar son tus facturas del día a día. Sí, las de luz, agua, gas… porque en muchos hogares se están pagando de más por no revisar tarifas o condiciones. Hay empresas que te ayudan a optimizar eso, incluso sin coste. Y no hablamos de céntimos: en algunos casos, puedes ahorrar más de un 25% al año. Solo por hacer una llamada o cambiar de proveedor.
Otra clave está en la compra semanal. Los supermercados ya se han puesto las pilas con promociones bastante agresivas. Algunas cadenas han bajado precios de productos básicos hasta un 25%. Y si encima usas las tarjetas de fidelización, puedes sumar más ahorro sin esfuerzo. La idea es sencilla: no compres por inercia, compra con estrategia.
Y si tienes coche, ojo con cómo y dónde repostas. Las gasolineras de autopistas suelen ser más caras, y repostar con calor (al mediodía, por ejemplo) también puede salirte peor, porque la gasolina se expande. Es un detalle técnico, sí, pero que al cabo del año… también se nota.
Ahora bien, no todo es gastar menos. También se trata de gestionar mejor lo que tienes. Aquí es donde entra en juego algo como el kakeibo, una técnica japonesa que consiste, básicamente, en anotar lo que ganas y lo que gastas, pero a mano. Nada de apps. Papel, boli, y ser honesto contigo mismo. Parece antiguo, pero funciona. Porque te obliga a ver en qué se te va el dinero y dónde puedes recortar sin renunciar a nada importante.
Y por último, no dejes tu dinero parado. La inflación, por muy “moderada” que sea, se come el valor de tus ahorros si los tienes en una cuenta sin rentabilidad. Busca opciones seguras, pero que al menos rindan más que esa inflación. Hoy en día hay depósitos, fondos conservadores e incluso cuentas remuneradas que te dan algo. Lo justo para que tu dinero no pierda valor solo por estar ahí quieto.
Si aplicas estas estrategias, no te vas a hacer rico de la noche a la mañana. Pero sí vas a mantener tu poder adquisitivo. Y eso, en tiempos como los que vivimos, ya es mucho.