En la evolución del primer semestre de este año 2013, podemos observar, lo que a los precios mundiales de alimentos se refiere, una evolución que, partiendo de un proceso de bajada de precios que llegó acumularse durante tres trimestres seguidos, comenzó a elevar los precios en los meses de mayo julio hasta prácticamente llegar a niveles históricos.
Durante toda la primera parte del año, y siguiendo la tendencia iniciada tras los máximos históricos de agosto de 2012, los precios de los alimentos fueron acumulando disminuciones, sin embargo, estas disminuciones nunca llegaron a ser lo suficientemente grandes como para abrir una distancia importante con, recordamos, un tope máximo que se había fijado en el verano de 2012; la mejor de las cifras recibidas en este proceso de bajada de precios se colocaba en un 12% por debajo de los niveles máximos citados.
Con la vuelta a los valores prácticamente de hace un año, al cierre del primer semestre, se venía reflejando la incertidumbre sobre el futuro a medio plazo en los mercados internacionales; entrando como factores como las condiciones climáticas en el norte y centro de Europa, la Federación rusa y China, que podrían afectar de manera importante lo que en principio había sido un índice de perspectiva muy optimista en la recuperación mundial de trigo; también debemos tener en cuenta situaciones coyunturales que pueden afectar a los mercados de trigo como la actual situación de Egipto, no olvidemos, que estamos ante el primer importador mundial de este cereal.
Podemos entender, y así se espera en cualquier caso, la evolución de los precios como la respuesta a los movimientos estacionales de los mercados, en los que las subidas de los valores se ajustan como decíamos a cuestiones combinadas que tienen que ver con factores de lo más diverso, incluyendo por supuesto elementos económicos como la reducción de suministros, la devaluación de moneda o las estrategias políticas de adquisiciones públicas.
En cualquier caso queda por ver los resultados posteriores al mes de agosto, y, más concretamente el cierre del tercer trimestre del año, que podrá marcar una referencia bastante aproximada de la evolución de los precios en el resto del año.
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