La crisis económica causada por el Covid-19 ha llevado a muchos sectores, entre ellos el del petróleo, a vivir situaciones históricas en su trayectoria. En este caso, nos referimos a un acuerdo alcanzado recientemente por los países pertenecientes a la OPEP para prorrogar por segundo mes consecutivo los recortes establecidos en abril.
Dicha prórroga vuelve a poner en el punto de mira a China, que a pesar de considerarse una de las grandes potencias mundiales, había sido la primera víctima de la pandemia. Ahora por fin parece verse cierta recuperación en su economía, ya que las importaciones de crudo han vuelto a aumentar de manera histórica.
El aumento del precio del petróleo
No obstante, se esperaba que este nuevo acuerdo se prolongase mucho más en el tiempo, por lo menos hasta que finalizara el verano. Como hemos podido comprobar, esto no ha sido posible por diversos motivos. El primero de ellos, han sido las discrepancias existentes entre países de la OPEP.
Por ejemplo, países como Rusia quisieron presionar al resto para que cumplieran de forma estricta todas las cuotas asignadas, lo que aumentó las tensiones entre países y acabó provocando la cancelación de la reunión telemática del pasado viernes. A pesar de este pequeño percance, la reunión se realizó finalmente el sábado, y se consiguió llegar a un acuerdo entre todos los países para alargar durante otro mes más la prórroga de los recortes que se acordaron en el pasado mes de abril.
De esta manera, la OPEP continuará con el recorte del 10% de la producción previa a la crisis por el Covid-19, que supone un total de 9,7 millones de barriles por día, hasta finales del mes de julio. Si todo se desarrolla como se tiene previsto, a partir de agosto darían comienzo por fin los recortes aprobados en abril.
Este acuerdo, que para muchos parece menos de lo que debería haber sido, ha sido decisivo para mantener la OPEP unida, por lo menos de momento. No han sido pocas las tensiones y enfrentamientos entre países pertenecientes a ella durante estos meses de crisis, especialmente entre Rusia y Arabia Saudí. Además de lidiar, por supuesto, con las consecuencias de la crisis económica, que hicieron que el sector del crudo se paralizara casi por completo.
Además, los expertos prevén que para agosto la situación económica del crudo se recuperará sustancialmente, de manera que la demanda sea cada vez mayor. Estas previsiones se sustentan en los datos positivos que tanto China como Estados Unidos aportan en este sentido, ya que ambos gigantes financieros parecen comenzar a ver por fin la luz al final del túnel. Algo que, sin duda, es un mensaje de esperanza para el resto de países del mundo.
Durante el pasado mes de mayo, China aprovechó la reactivación de la economía para importar un total de 11,3 millones de barriles diarios, lo que aumentó considerablemente sus probabilidades de una pronta recuperación, o por lo menos eso parece hasta el momento.
Los datos positivos aportados por estas grandes potencias mundiales, provocan que el barril de Brent vuelva a posicionarse en un precio mucho más elevado que en los últimos meses, a 43 dólares por barril. Y no ha sido el único en recuperarse de manera sorprendente. El barril tipo West Texas ha alcanzado la barrera de los 40 dólares por barril, una cifra completamente inédita en estos últimos meses, teniendo en cuenta que a finales de abril llegó a alcanzar los -37 dólares.