Inmersos como estamos en una crisis que dura ya lo que dura, a veces podemos sucumbir a la tentación ombliguista de la autocompasión que no nos deja ver más allá de nuestras narices, en este caso nuestras fronteras, para tratar de entender la evolución de determinados países clave en el desarrollo de la economía mundial, lo que, de repente, nos puede plantear un escenario en el que nos llevemos algunas sorpresas como la que quienes no han seguido la evolución de los dos últimos años de la economía japonesa se pueden llevar con los resultados del crecimiento presentados este mes de agosto; que sólo se pueden calificar como decepcionantes.
La economía japonesa en el segundo trimestre del año presenta un crecimiento del 0,6%, esto viene a significar un avance anualizado del 2,6%. Si nos fijamos en estos dos datos algo choca, y lo que choca es precisamente lo que ha llevado a prácticamente todos los analistas a calificar de decepcionante resultado del segundo trimestre en Japón, y es que el primer trimestre presentó un crecimiento del 3,8% que, hacía presagiar, un cambio de timón en la economía de Japón que por lo que parece, no va a ser tal al menos en el primer semestre del año.
Las buenas noticias para la economía japonesa es que sigue creciendo por encima de ese pero como 1% al trimestre y porque, el consumo privado aumenta también prácticamente cinco décimas, sin embargo, ahí se acaban las buenas noticias y empiezan las noticias menos buenas cuando no directamente malas, noticias como la no recuperación de algo tan importante para la economía japonesa como el comercio exterior neto, que tampoco se ha logrado, con una depreciación del 15% de la moneda nacional, y porque la inversión en empresa también ha caído durante el segundo trimestre, en este caso 0,4%.
Unos resultados que en cierta medida suponen una puesta de los pies en la tierra de las medidas que el gobierno actual del país lanzó con su llegada al comienzo del año, y que pretendían potenciar un crecimiento en línea con el obtenido en el primer trimestre, dentro de un plan conjunto en el que, no olvidemos, ya hay anunciada una subida del impuesto sobre el valor añadido para la próxima primavera (de tres puntos ascendiendo del 5% al 8%) que se podría complementar en el año 2015 con otros dos puntos de subida algo que puede llegar a supeditarse en relación a los datos que se obtengan en septiembre en relación a las proyecciones del producto interior bruto del país.
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