La pandemia de Covid-19 ha cambiado los hábitos de consumo de los usuarios, por lo que el Instituto Nacional de Estadística se encuentra realizando modificaciones sobre el IPC para adaptarlo a estos nuevos hábitos.
Uno de los principales cambios que se van a hacer, va a ser rebajar el precio de bienes y servicios, puesto que la demanda ha caído notablemente.
El INE realiza cambios sobre el IPC
La llegada de la pandemia a nuestro país, ha supuesto un antes y un después sobre las vidas de sus ciudadanos, sobre su sanidad y sobre su economía. Una importante crisis económica se cierne sobre el país a causa de las numerosas restricciones de movilidad impuestas por el Gobierno. Esto hace que sectores tan fundamentales para el desarrollo económico de España, como es el caso del turismo, se vean completamente estancados.
Los hábitos de consumo de los usuarios han sufrido importantes cambios, con lo que el Índice de Precios al Consumidor ya no resulta un indicador del todo fidedigno, y requiere importantes modificaciones para poder ajustarse a estos cambios sobre el consumo.
Y es que, como ya hemos mencionado, las restricciones de movilidad, los cierres perimetrales o incluso el Confinamiento que se llevó a cabo de marzo a junio del año pasado, han sido los responsables de que el IPC se encuentre desfasado y requiere importantes actualizaciones para retomar un funcionamiento adecuado.
El INE ya realizaba de manera rutinaria una revisión anual sobre el estado de dicho índice, ya que siempre resulta necesario realizar alguna modificación sobre los bienes y servicios que demandan los usuarios españoles. No obstante, estas modificaciones se realizaban hasta el momento en base a la Encuesta de Presupuestos Familiares más reciente, que pertenece precisamente al ejercicio del año anterior.
Por lo tanto, el Instituto Nacional de Estadística establece que la manera de funcionar con el IPC, es midiendo precisamente los precios obtenidos durante 2020, y tomando como principal referencia los datos de consumo de los hogares españoles en el año 2018, en el que la llegada de la pandemia ni las graves repercusiones sanitarias o económicas, ni siquiera se podían prever.
Simplemente si tenemos en cuenta el pasado mes de abril, uno de los más complicados desde el inicio de la pandemia, ya que coincidía con el confinamiento domiciliario y con el cierre de todos los establecimientos y negocios no considerados de primera necesidad, podremos ver como el IPC experimentó un retroceso interanual del 0,7%.
Esto se debía en gran parte a la caída sobre la demanda de los combustibles, que fue de un 34,1% en comparación con los datos obtenidos en 2019. También hay que recordar que el petróleo cotizó por esas fechas en negativo por primera vez desde el inicio de su serie histórica, y todo a causa de los efectos económicos que la pandemia estaba ocasionando.
Al mismo tiempo que los precios de muchos productos se desplomaron, otros aumentaron considerablemente de valor. Este fue el caso de frutas, por ejemplo, que se encarecieron en un 12,8% interanual, el pescado, que aumentó en un 10,5% o la carne de cerdo, con un 8,2%, entre otros.