El gran error que muchos cometen al invertir en fondos indexados (y cómo evitarlo)

Cada vez más personas están metiéndose en esto de los fondos indexados. No es raro: son baratos, fáciles de entender y, a largo plazo, suelen dar buen resultado. Pero ojo, porque también es fácil equivocarse si no tienes claras un par de cosas básicas. Hay un fallo que se repite más de lo que parece, y que puede hacer que tu inversión no funcione como esperas. Y no tiene nada que ver con elegir mal el fondo ni con el mercado en sí. El problema está en ti. O más bien, en cómo te planteas la inversión.

Vamos a ver por qué pasa esto, qué consecuencias tiene y, sobre todo, cómo puedes evitarlo antes de que sea tarde.

No es magia: el largo plazo importa (más de lo que crees)

Aquí está el meollo: mucha gente se lanza a invertir en fondos indexados sin pensar cuánto tiempo va a dejar el dinero quieto. Y eso, en este tipo de productos, es clave. Los fondos indexados replican índices como el S&P 500, el MSCI World o el Euro Stoxx… lo que quiere decir que suben y bajan según cómo se comporten los mercados. Y claro, si entras con la idea de sacar algo en un par de años, puede que te comas una bajada justo cuando necesitas recuperar tu dinero.

Por eso el horizonte temporal es tan importante. Este tipo de inversión está pensada para que funcione en el tiempo, con paciencia. No es algo para usar como hucha a corto plazo, ni para sacar el dinero cuando te apetezca. Si no estás dispuesto a dejarlo crecer durante al menos 8 o 10 años, puede que no sea el producto que necesitas.

Piénsalo así: cuando inviertes en un fondo indexado estás confiando en que la economía mundial va a seguir creciendo. Pero eso no pasa de forma lineal. Hay crisis, correcciones, guerras, bancos centrales… Y en medio de todo eso, tu inversión puede subir, bajar o quedarse plana durante un tiempo. Si no lo tienes asumido desde el principio, es muy fácil que tomes malas decisiones justo cuando más daño te pueden hacer.

Lo que deberías hacer antes de meter un solo euro

Esto no va de encontrar el fondo perfecto ni de elegir el índice más rentable de los últimos cinco años. Eso está bien, sí, pero no es lo prioritario. Lo que realmente necesitas es tener claro para qué estás invirtiendo y cuándo vas a necesitar ese dinero.

No es lo mismo ahorrar para la jubilación que para cambiar de coche en tres años. Si tu objetivo está a corto plazo, lo más prudente es buscar algo más estable, aunque gane menos. Pero si tu idea es dejar ese dinero quieto durante una década o más, entonces sí, los fondos indexados pueden ser una herramienta muy potente.

Otra cosa importante: no te obsesiones con mirar el valor cada semana. Esto no es un juego de trading, ni una apuesta que se resuelve en 90 minutos. Cuanto más revisas tu cartera, más tentación tienes de hacer movimientos que no tocan. Y con este tipo de inversión, lo mejor casi siempre es no hacer nada. Dejarla estar.

Tampoco te compliques con mil combinaciones. A veces menos es más. Un par de fondos bien elegidos, que cubran mercados diferentes, pueden darte una diversificación más que suficiente si lo acompañas de tiempo y constancia. Eso sí, si te lo puedes permitir, automatiza las aportaciones. Así no dependes de tu estado de ánimo o de si el mercado ha subido mucho o poco esta semana.

Y por último, un aviso: no esperes resultados espectaculares en un año. Puede que los tengas, claro, pero también puede que no. Los fondos indexados no están pensados para darte alegrías rápidas, sino para crecer lento pero seguro.

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