¿Es un mito el impacto de la llamada Cuesta de Enero? Pues lo cierto es que no. Se trata de uno de los momentos del año con más alta tasa de endeudamiento y en el que, si no prestamos atención, podemos comprometer nuestras finanzas personales para todo el año, o peor aún, a largo plazo.
Aunque sobre el papel todo el mundo tiene claro que no es recomendable gastar más de lo que realmente se puede, existen momento en el año en los que, parece, esta máxima tan importante se nos olvida. Y es que en un momento en el que debiéramos estar prestando atención al cierre del año, el resultado final del IPC, el ajuste que nuestro bolsillo debería realizar para el año que entra, en muchos casos estamos batallando con un exceso de gasto realizado en este periodo del año.
En el mejor de los casos esto nos lleva a tener que apretar el cinturón de la economía doméstica. En un escenario peor, saldremos de las Navidades con deuda, bien por el uso excesivo de tarjeta de crédito o similar, o, directamente por un gasto excesivo que lastrará nuestras cuentas. Y, en un tercer escalón, si nuestra situación económica no era la adecuada, podemos directamente pasar al temible sobre-endeudamiento.
¿Cuándo estoy sobre endeudado?
Este punto es muy interesante ya que se entiende a considerar del mismo modo un proceso puntual de sobre endeudamiento que el punto de no retorno que significa la morosidad.
Sobre el papel, mejor o peor, el sobreendeudamiento puede incluso llegar a sostenerse durante cierto tiempo, a partir de productos como créditos o tarjetas, sin embargo a corto y medio plazo es insostenible, pero puede ser reversible o paliado.
Se entiende por sobreendeudamiento cuando el conjunto de los ingresos y patrimonio de la unidad familiar no llega a cubrir la suma de gastos de las necesidades básicas y las obligaciones de pago para que éstas no continúen aumentando. Generalmente, y para sorpresa de muchos, cuando el total de deuda viene a superar el 40% de la renta familiar ya se considera una situación de riesgo para el sobreendeudamiento.
Existen escenarios muy diversos que pueden llevar a una economía doméstica al sobreendeudamiento, desafortunadamente en la realidad actual de nuestro país el principal motivo tiene que ver con la ausencia de trabajo, el agotamiento de los recursos propios, el acceso a productos crediticios y la no posibilidad de devolución final de los mismos.
Plantando cara al sobre endeudamiento
Cuando ya nos encontramos en una situación de riesgo claro es obligatorio aplicar medidas. De estas medidas en lo posible ya debieran haber sido aplicadas. Algunas de las cosas que podemos hacer no serían recomendables en otras circunstancias, pero, debemos recordar que estamos ante un proceso excepcional que pueden concurrir en la bancarrota familiar, por ello buscaremos todas las opciones a nuestra mano.
Trabajar sobre la hipoteca: aquí está una de las claves, generalmente las hipotecas representa uno de los principales gastos de la economía doméstica y por tanto se debe trabajar sobre ellas de manera inmediata.
Una de las cuestiones básicas es tratar de realizar una renegociación favorable del producto hipotecario. Independientemente de que lo anterior se logre o no en lo que a intereses y gastos se refiere, la opción de la ampliación de plazos de la hipoteca es otra herramienta. Debemos saber por supuesto que ampliar los plazos supone directamente acabar pagando más, sin embargo, puede suponernos una reducción de cuota sensible.
Trabajar sobre la deuda: los productos de reunificación de deuda pueden ser más o menos aconsejables en este tipo de situaciones. En cualquier caso cuando estos productos asocian también en la reunificación a los créditos hipotecarios suelen adquirir un carácter no tan atractivo. La deuda no hipotecaria y tratar de agruparla en un único producto favorable es una opción interesante. Probablemente la propia entidad tiene tanto interés como usted en este agrupamiento, es cuestión de encontrar el producto que se ajuste mejor.
Como recurso último existen entidades que ofrece el reagrupamiento de deuda global en un único producto. Se trata de una propuesta que a la larga resulta muy cara por lo que debe ser estudiada profundamente.
Agrupar tarjetas: del mismo modo que lo anterior agrupar tarjetas es una necesidad del usuario en proceso de sobreendeudamiento. En las tarjetas se encuentra uno de los gastos por comisiones más altos de las economías domésticas, se hace por tanto necesario revisar a fondo el uso de tarjetas e incluso dar de baja aquellas más caras y contratar nuevos productos.
No descubiertos: otro gran enemigo de la economía doméstica y aliado del sobreendeudamiento. El descubierto genera intereses que pueden ser muy elevados, debemos controlar la entrada y salida de gastos e ingresos de nuestras cuentas para no generar estos números rojos tan peligrosos.
Control y agrupamiento de seguros: en muchas ocasiones nos encontramos sobreasegurados, poseemos seguros duplicados e incluso innecesarios y no acordes a nuestros perfiles. Una buena revisión de nuestros productos de aseguramiento puede suponer una reducción del gasto.
Tener las tarjetas justas La utilización de tarjetas incita a un mayor consumo, puesto que no se tiene la percepción de que se ha gastado. Por ello, conviene tener las tarjetas justas y cancelar las que no se emplean. Para los gastos diarios, se debe usar dinero en efectivo. Aplazar a crédito las compras al mes siguiente o, incluso, hasta tres meses después, suele conllevar altos intereses, que hoy rondan el 20%. El coste por extracción de dinero en efectivo a crédito en cajeros de la propia entidad se sitúa, de media, en el 3% de la cantidad sacada. Si se hace en un cajero de otra entidad, el coste puede ascender a un 4,5%.
Vigilar los seguros que se contratan y el coste de las comisiones:A menudo, el gasto en seguros pasa inadvertido, porque es un pago que se hace una vez al año. Sin embargo, la cuantía media anual que abona cada familia por sus pólizas contratadas asciende a más de 1.000 euros al año. Por ello, es esencial no contratar ningún seguro que no se necesite o que no sea obligatorio. Asimismo, las comisiones por operaciones corrientes con entidades bancarias (mantenimiento de tarjeta, de cuenta corriente, transferencias, etc.) suponen un coste medio anual para el consumidor de unos 280 euros, por lo que conviene solicitar una rebaja al banco.
Renunciar a los gastos innecesarios: Es conveniente identificar los gastos superfluos que se pueden eliminar, reducir o aplazar hasta un momento de mayor desahogo económico y, mientras, dar prioridad a los gastos esenciales, como el pago de la hipoteca y las facturas de los suministros del hogar (agua, luz y gas). El resto de las deudas debe abordarse según el volumen y tipo de interés que generen al mes y teniendo en cuenta la penalización por demora. Además, hay que olvidarse de las comidas fuera de casa, las celebraciones y otros gastos sociales.
Hacer efectivas las ayudas sociales a las que se puede tener derecho: Se pueden consultar los requisitos que se exigen y obtener información en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en el ayuntamiento de cada municipio, en el Instituto de la Mujer, etc. Estos organismos conceden ayudas para familias con personas en situación de dependencia, subvenciones en materia de vivienda, prestaciones por desempleo de nivel asistencial, subsidios por tener hijos a cargo o por ser familia numerosa, etc.
Qué es el sobreendeudamiento
Se produce un sobreendeudamiento cuando el patrimonio y los ingresos de un hogar no cubren el pago de sus necesidades básicas y de las obligaciones contraídas con sus acreedores, para que estas no sigan aumentando. De hecho, si la suma total de las deudas supera el 40% de la renta familiar disponible, la familia se encuentra en una situación de alto riesgo de sobreendeudamiento.
Las circunstancias más comunes por las que se puede padecer el sobreendeudamiento son las siguientes:
- La pérdida del empleo durante largas temporadas hace que se recurra a los créditos de consumo y líneas de crédito, además de al uso de tarjetas de crédito, para solventar los gastos durante esos periodos.
- La iniciación de un negocio fallido origina unas deudas que, a menudo, exceden la capacidad de pago.
- Ser víctima de una estafa o fraude (chiringuitos financieros, empresas fantasma que actúan en Internet, negocios piramidales, etc.) puede producir situaciones de impago.
- El desconocimiento de cómo funcionan ciertos productos financieros hace que se quede atrapado en unos altos tipos de interés, lo que puede dar lugar a una espiral de deudas.
- Un suceso imprevisto en algún miembro de la familia (un accidente, una enfermedad, la defunción, etc.) puede dificultar el abono de una deuda contraída.
- Una conducta negligente, en la que no se controla el nivel de gastos, hace que se asuman créditos excesivos a los que no se puede hacer frente.