Sin duda una de las grandes preocupaciones de las ciudades es la contaminación atmosférica. Durante los últimos años, hemos visto como los coches, una de las principales fuentes contaminantes, han ido renovándose, y las marcas han sacado al mercado sus coches de cero emisiones.
Otro de los cambios que hemos podido observar, es el cerramiento al tráfico del centro de algunas ciudades, así como la subida de tarifas de los parquímetros para aquellos coches más contaminantes. Son muchos los que piensan que estas medidas se toman para recaudar más dinero, pero lo que realmente no concomeos es el impacto económico que pueden tener estos niveles de contaminación. Gracias a un estudio de «Ecologistas en acción» , podemos conocer estos datos.
Por un lado tenemos una relación directa de esta contaminación atmosférica con el gasto médico y la seguridad social. Esta contaminación es la causa de las visitas a hospitales, de la medicación o de bajas laborales. Concretamente, los costes económicos de la contaminación atmosférica en España, referentes a la salud son de “al menos 16.839 millones de euros aunque, la cifra podría llegar a cerca de 46.000 millones de euros. Es decir que estas cifras equivalen a un porcentaje del PIB de entre un 1,7% y un 4.7%, unos 413 y 1.125 euros por habitante y año.
Otra de las estimaciones disponibles sobre el coste de la contaminación es referente al año 2000, con un coste de 276 hasta 790.000 millones de euros en los países de la Unión Europea. Además también hay que añadir daño al medio ambiente, a los cultivos y al patrimonio cultural. Pero fuera de conocer estos impactos negativos, hay que hablar sobre el efecto positivo de las políticas y acciones que generalmente nos molestan.
Según un informe de la Comisión Europea, en el que se calcula el coste de la aplicación de las políticas de mejoras en la calidad del aire, se llegó a la conclusión de que aún estando en el peor caso posible, los beneficios que aportan este tipo de políticas, superaban entre 1.4 y 4,5 veces el coste que supone implantarlas. Y por supuesto a estos beneficios económicos hay que sumar los beneficios de salud para toda la población, para el medio ambiente y para la economía en general.