Ya con el mes de enero de 2022 por la mitad, tenemos los datos de cierre del pasado año respecto a determinados precios que influyen en el IPC entre los que el de la luz a dejado cifras históricas.
Y es que el encarecimiento del precio de la luz en el segundo semestre de 2021 supuso un coste del 72% más respecto al mismo periodo de tiempo en el año 2020.
El asunto no queda aquí ya que, además, este encarecimiento del precio de la luz a su puesto de manera directa una importante parte en el crecimiento de la inflación: un 6,5%. Según los datos que publicó el Instituto Nacional de Estadística el pasado viernes, la cifra es ligeramente inferior a la que se esperaba a finales de diciembre, pero superior a la que se estimó en noviembre.
Malos datos esperados
Definitivamente son muy malos datos que, no por esperados resultan menos duros. El encarecimiento de los precios a final de 2021 tenía a la luz como gran protagonista, pero también, como veíamos en un artículo anterior, a los alimentos que habían aumentado de manera notable sus precios.
También, los combustibles domésticos aumentaban su precio por encima del 45% los líquidos y más del 33% en el caso del propano o del butano mientras que la gasolina aumentaba 24% su precio.
En el apartado de la alimentación, algunos alimentos básicos como la pasta, la carne o el aceite de oliva terminaron el año siendo un 15% más caros que al cierre de 2020.
La inflación subyacente
Un dato al que se aferran las lecturas optimistas de los precios es la inflación subyacente ya que, efectivamente, sin tener en cuenta los elementos volátiles antes citado, está inflación quedaría situado en el 2,1% lo que significaría que estaríamos en niveles de la pasada década, concretamente del año 2013.
La situación es más compleja aún ya que el encarecimiento de precios sea des acompasado respecto a nuestros vecinos europeos. La media de la subida de precios respecto a Europa es de 1,5 puntos y esto después de la aplicación de las medidas especiales relacionadas con el coste de la electricidad como la bajada del IVA, la eliminación del impuesto de generación y el impuesto especial de electricidad aplicado.
El cálculo indica que, en lugar de haber aumentado un 72%, sin estas medidas con toda probabilidad se hubiera superado un coste por encima del 100% de aumento respecto a 2020.