No podemos dejar de mencionar como en alguna nota anterior ya lo hemos hecho que a los españoles pagar el litro de gasolina a más de un euro y medio les parece una barbaridad.
Es decir que muchos dirán incluso que es un robo.
Sin embargo, a los miles de europeos que han cruzado España este verano para ir a sus antiguos países de origen en África, esos precios les parecen un chollo.
Porque en Holanda o en Francia, el litro ronda el precio de un euro con setenta céntimos.
¿Es justo o injusto que la gasolina en España tenga esos precios? El problema no es tanto el precio, ni si este es alto o bajo con respecto a otros países. El problema ni siquiera es si la mitad de lo que cuesta un litro es para pagar impuestos. El problema es lo que representa cada céntimo de subida en cada momento y en cada lugar.
No olvidemos que el litro de carburante subirá de golpe casi cuatro céntimos por el efecto de la subida del IVA.
¿Cuántos españoles están en condiciones económicas se seguir usando el coche habitualmente? ¿Cuántos dejarán de estarlo a partir del sábado? Puede que muchos.
Sobre todo si la gasolina se pone a dos euros el litro, como finalmente parece que va camino de ocurrir. La subida de los carburantes ya está teniendo enormes consecuencias negativas sobre la economía.
Además por sobre todas las cosas, los hidrocarburos han sido los responsables de que la inflación en agosto haya escalado hasta el 2,7%, la mayor subida desde marzo de 2010. Ocurre justo en un momento de recesión, y no pocos apuntan ya a la posibilidad de que España haga buena la ley de Murphy. Aquella que dice que todo siempre es susceptible de empeorar.
De la crisis se podría pasar al escenario más temido por todos los economistas:
Es decir, que el de la estanflación (recesión con inflación), algo que lastraría la competitividad del país y mermaría sus posibilidades de salir del agujero.
Los españoles tampoco deberían caer en el victimismo y la queja permanente por la subida de precios.
Todos sabemos que España es un país dependiente casi en su totalidad de las importaciones de petróleo.
Como tal, el ahorro energético, más que una prioridad, debería ser el primer mandamiento. Y los hechos demuestran que no hay nada mejor para ahorrar que poner precios inasequibles.
El problema, siempre, será encontrar el punto de equilibrio para evitar que el precio de la gasolina no queme a los españoles, ni tampoco a su economía.
En cuanto a la inflación interanual en España subió en agosto al 2,7 por ciento, cinco décimas más que en julio, debido, sobre todo, al alza de los precios de los combustibles, según cálculos preliminares dados a conocer hoy por el Instituto de Estadística en Madrid.
Además, la variación de cinco décimas respecto al mes previo es la más pronunciada desde finales de 2010.
El precio medio del litro de gasolina en España aumentó en agosto a un nivel récord de 1,512 euros. El litro de gasóleo subió a 1,422 euros, también un máximo histórico.
Los precios de la gasolina y el gasóleo en España son inferiores a la media de la Unión Europea, donde se sitúan en 1,701 y 1,548 euros, respectivamente.