El ahorro para la jubilación es un asunto serio que merece ser tomado con todo el cuidado del mundo. No en vano será el que garantice ingresos complementarios cuando nos jubilemos.
Si algo queda fuera de duda en la actualidad es que va a ser necesario tener ingresos complementarios para no perder dejar la vida laboral activa. El camino puede ser diferente y los modelos de planes de ahorro distintos, pero, en todos los casos deberías tener algún tipo de estrategia previa para su aplicación.
Aquí van tres estrategias muy generales, pero que pueden hacerte una idea: las hemos graduado en función de las diferentes edades.
Cuando la jubilación te queda muy lejos
Aunque pueda parecer exagerado se suele recomendar que se comience a ahorrar para la jubilación en función del mismo momento en el que nos incorporamos al mercado laboral.
Cuando estás lejos del periodo de jubilación es el momento para ser agresivo con tus inversiones. En primer lugar, porque es el momento de la vida en el que, probablemente, tengas menos obligaciones económicas, pero, también porque es una cartera de inversión a largo plazo necesitamos que una fase sea lo más agresiva posible para ir generando rentabilidades promedio con el paso del tiempo.
En esta fase puedes aprovechar para invertir en productos agresivos, siempre sobre decisiones meditadas, pero es el momento adecuado para tener mayor exposición a renta variable o a inversiones alternativas como pueden serlo escrito monedas.
Cuando te hayas a media distancia de la jubilación
Este es un momento complejo para operar con el ahorro y la inversión. En primer lugar, hay que determinar en qué momento comenzará modificar las estrategias.
Aunque no existe una regla perfecta, habitualmente se suele asociar este cambio con el momento de establecimiento de familia, adquisición de hipoteca y la llegada de los hijos. Podríamos decir que entre los 35 y los 55 años puede ser una distancia media aceptable.
En este periodo, y de manera gradual iremos retirando el riesgo de nuestra inversión en cuanto a exposición a renta variable o a inversiones alternativas arriesgadas. Esto se puede hacer graduando según pasan los años la cantidad exposición, o, si por ejemplo invertimos a través de fondos, modificando los fondos a aquellos que cada vez tengan menos renta variable y más renta fija.
La idea es ir consolidando lo obtenido a lo largo del tiempo y, sobre todo, preparándonos para el final de este proceso en el que la consolidación se cierra definitivamente sobre el capital generado.
Cuando la jubilación se aproxima
En esta fase, que dependiendo de la persona puede ir desde los 50 años hasta los 55 años y finaliza la jubilación, es el momento de cerrar la puerta al riesgo.
Esto no significa que no podamos asumir cierta exposición mínima a renta variable o inversión alternativa, pero siempre lo haremos sobre la parte sobrante de nuestro capital acumulado que consideremos innecesaria para complementar la pensión de jubilación.