Con una inflación disparada que apunta a seguir creciendo, el aumento de los precios ya se empieza a notar en la cartera de las familias. Sin embargo, no siempre tenemos claro si la influencia de la subida de precios que trae consigo la inflación afecta por igual a todos.
Se suele medir con diferentes baremos la influencia de la inflación, el más habitual es en el poder adquisitivo. Sin embargo, hay otro elemento que deberíamos tener en cuenta y que hace referencia a la ubicación geográfica. Porque, aunque la media de precios avanza según refleja la inflación, este avance es diferente tanto por sectores como por ubicaciones.
De esta manera, lo que en una gran ciudad puede aumentar más, en una pequeña ciudad puede sostenerse mejor, y viceversa.
Los precios en las grandes ciudades
Las grandes ciudades, como era de esperar, presentan ventajas derivadas precisamente de su tamaño y densidad de población.
Empezando por cuestiones como el empleo. La diversificación de la industria y la economía en las grandes ciudades generalmente va a tomar ventaja sobre las pequeñas localidades centradas en pocos sectores y donde cuestiones como los servicios tienen un mercado potencial limitado.
A esto debemos unir el hecho de que los grandes negocios o las grandes empresas habitualmente buscan la cercanía de grandes núcleos poblacionales.
En lo comercial, lo relativo al gasto, el potencial de oferta en las grandes ciudades es mayor, la lógica indica que esto viene dado por un nivel de competencia muy superior al de las pequeñas localidades. Aunque puede que la diferencia final no sea tan elevada como se espera, la cesta de la compra sigue siendo más barata de media en las grandes ciudades gracias a las ofertas constantes y las grandes superficies.
Los precios en las pequeñas ciudades
Generalmente los suministros y servicios relacionados con los sectores principales de la localidad serán mucho más accesibles que en una gran ciudad. Esto sin implicar una diferencia muy grande supone una ventaja en las pequeñas ciudades en determinados productos.
Existe una teoría, no muy correcta, que asocia las localidades pequeñas con menor precio en la vivienda. Aunque efectivamente el precio por metro cuadrado puede variar de la medía de una gran ciudad a la medía de una pequeña localidad, estos precios medios no reflejan realmente los extremos, en los que la vivienda más barata se sigue concentrando en las grandes ciudades. Se puede por tanto establecer una diferencia a favor de la pequeña localidad, pero ni con mucho es una diferencia notable.
Lógicamente vivir en una pequeña localidad reduce en mucho los gastos de desplazamiento urbanos, unos gastos que en las grandes ciudades al final se convierten en muy importantes. Sin embargo, en contrapartida, las pequeñas localidades que no disponen de determinados servicios u ofertas de ocio o infraestructuras pueden requerir desplazamientos medios que la gran ciudad no requiere. En general si se puede admitir una ventaja en este apartado para las pequeñas ciudades.
En cuestiones como la salud o la educación, en las que el nivel de oferta es muy superior en las grandes ciudades, sin embargo, las diferencias de gastos que generan corren, por muy poco, a favor de las pequeñas ciudades si se toman en cuenta cuestiones como plazas, listas de espera, precios de comedores….