Aumenta el IPC en España

El Índice de Precios de Consumo (IPC) se encuentra en una escala, la misma es la cual escaló cinco décimas en agosto.

La cual situó su tasa interanual en el 2,7%, debido fundamentalmente a la subida del precio de los carburantes y lubricantes, según el indicador adelantado sobre la evolución de los precios en España publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Tengamos en cuenta que de esta forma, el IPC interanual encadena dos meses de ascensos tras haber repuntado en julio tres décimas, hasta el 2,2%, por el encarecimiento del gasto farmacéutico tras la aplicación del copago sanitario.

La tasa del 2,7% alcanzada en agosto es la más alta que registra el IPC este año y la más elevada desde noviembre del ejercicio pasado, cuando la inflación interanual se situó en el 2,9%.

Tengamos en cuenta que al alcanzar su pico a mediados de 2011, esta misma, es decir, la inflación se había ido relajando.

Llegó a estar por debajo del 2% (1,9%) durante tres meses en 2012, un respiro para una economía atrapada en su segunda recesión en tres años y a un paso del rescate. Pero la tendencia dio un giro en julio por la introducción del copago farmacéutico, que obliga a millones de usuarios del sistema público de salud a pagar parte de los medicamentos.

Sin embargo en agosto los principales causantes han sido los carburantes: desde julio, el precio del litro de gasolina se ha encarecido más de un 12%, mientras que el de gasóleo es un 8,56% más caro, como hemos mencionado en notas anteriores.

En cuanto la economía española se adentra en el túnel de la recesión mientras que el índice de precios al consumo se dispara hasta el 2,7% en agosto.

Tengamos en cuenta ¿Ha caído España en la estanflación?
Pero primero, conozca brevemente que es la estanflación.
Es la misma que indica el momento o coyuntura económica en que, dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede.

Tras un proceso de disensión inflacionista, que comenzó en abril del año pasado, cuando el IPC se encontraba en el 3,8%, y que se ha prolongado hasta los primeros meses de este año, situando la inflación por debajo del 2% (el 1,9% en marzo, dato que después se repetiría en mayo y junio), las tensiones sobre los precios han retornado a la economía española. El IPC se ha disparado hasta el 2,7% en agosto, cinco décimas más que en julio.

El incremento de los precios de los carburantes y los lubricantes, que han alcanzado niveles históricos en plena operación retorno de las vacaciones estivales. En la actualidad, llenar el depósito del coche es diez euros más caro que en agosto de 2011.

Las consecuencias del repunte del Índice de Precios al Consumo van mucho más allá del mazazo que el aumento del precio del combustible representa, sin duda, para el bolsillo de los conductores. Y es que con una economía que se hunde irremisiblemente en la recesión, lo que se atisba en el horizonte es la silueta de la temida estanflación (inflación sin crecimiento), un escenario generador de más pobreza y desempleo por sus nefastos efectos sobre el consumo y del que resulta muy difícil escapar.

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