Dadas las circunstancias que hemos vivido en los últimos meses a causa de la pandemia, primero con el estado de alarma y el confinamiento, y más tarde con la desescalada y la vuelta a la normalidad, la inflación en el mes de junio fue del 2,2%. No obstante, en lo que llevamos de año, la inflación acumulada asciende ya hasta un preocupante 13,6%.
En base a los datos oficiales recopilados por expertos, el IPC ha sufrido un aumento del 2,2% en comparación al mes de mayo, acelerándose también si lo comparamos con el mes anterior, en el que el Índice de Precios al Consumidor apenas fue de un 1,5%. Si hablamos de cifras interanuales, los datos pronostican un aumento del 42,8%.
Por qué ha evolucionado el IPC
Si analizamos las causas de este aumento, encontraremos que los productos que más se encarecieron han sido las prendas de vestir y el calzado, con un 6,6%. Mucho menor fue el aumento del precio en los alimentos y bebidas, que apenas llegó al 1%.
El reciente informe recoge que las subas que se registraron en electrodomésticos, equipos de telefonía y otros equipos durables incidieron en los incrementos que se observaron en las divisiones Recreación y cultura, con un 4,2%, en Equipamiento y mantenimiento del hogar con un 4,1% y en menor medida en la Comunicación, con un 0,4%.
A lo largo de este nuevo año, que ha sido extremadamente complicado a causa de la llegada del virus y de su inminente crisis financiera, los precios han llegado a acumular un total de 13,6%. No obstante, en el sector alimenticio este porcentaje se incrementa todavía más, ya que ha alcanzado un 17,2%.
Por otro lado, si realizamos una comparación interanual, podremos observar que, desde el 52,1% registrado en el último mes del pasado año, el IPC ha llegado a reducirse hasta en un 9,3%, por lo que los analistas vaticinan que dicho índice se encuentra rumbo a la desaceleración.
Sin duda alguna, la inflación es siempre una muy mala noticia para el bolsillo de cualquier usuario. Nos afecta para prácticamente todo, incluso si pedimos un préstamo a nuestra entidad bancaria, si la inflación aumenta tendremos que hacer frente a tipos de interés mucho más altos, y lo mismo sucede si tenemos pensado contratar una hipoteca. Por lo tanto, es algo totalmente irremediable que, cuando la inflación aumenta, caiga la demanda de créditos por parte de los usuarios.
También vemos la inflación en los impuestos que debemos asumir como ciudadanos, ya que Hacienda sube las deducciones de los tramos contributivos en base a la cantidad que haya aumentado la inflación. Esto se debe a que, al aumentar los precios, vamos a necesitar más dinero para comprar los mismos productos. De igual manera, las rentas también se encuentran altamente influenciadas en la subida del IPC, y solamente se actualizan una vez cada cinco años según la Ley de Arrendamiento Urbano.
Por supuesto, las pensiones y los salarios tampoco se quedan al margen en este sentido, puesto que el Gobierno los modifica teniendo en cuenta el aumento del mismo. Con todas estas circunstancias, vemos cada vez más complicado ahorrar, ya que ahora es necesario gastar más dinero en los bienes y servicios que contratamos habitualmente. Sea como fuere, no cabe duda de que los ciudadanos son los que más sufren la subida de la inflación, especialmente en momentos de crisis como este.