Como sabemos, el IPC es el instrumento que se utiliza para medir la subida o bajada de precios en España. Para ello se ha elaborado una cesta representativa con los alimentos y servicios más significativos para los españoles. Este dato se publica mensualmente, y además aportan al informe qué sectores o bienes son los que más han influido en la variación.
En concreto el último dato que tenemos de IPC es el de este mes de junio, donde la variación mensual se sitúa en el 0,1%. En un país, existe riesgo de deflación cuando los bienes y servicios bajan de forma generaliza, no es suficiente con la bajada de varios de ellos. En España, es complicado llegar a una deflación, sobre todo en estos momentos en los que poco a poco se va creciendo. Ahora los españoles, no ven muchas diferencias en los precios, y seguirá siendo así, ya que estos se estancarán. Este año, se prevé una inflación del 0,5 y el año 2015 del 0,8%.
¿Qué supone una inflación próxima a cero?
Los primeros beneficiados en este caso, son los consumidores. Una baja inflación supone, un cambio casi nulo en los precios, teniendo en cuenta que ya están muy bajos de por sí. En España, el consumo supone el 60% del PIB, y unos precios bajos aumentan la capacidad adquisitiva de los españoles. También beneficia a los pensionistas y asalariados. Los salarios también están estancados, lo que una variación tan mínima del IPC, no supone un cambio tan drástico, y además supone un incentivo de contratación para los empresarios.
Por supuesto los precios tan bajos, no benefician a todo el mundo, pues el tener precios tan bajos supone para los comercios un menor margen de beneficio, y esto impide que puedan invertir y ser más competitivos. Por otro lado también es malo para los pensionistas, y asalariados, que debido a la subida de precios, también subían sus rentas.
Por eso lo idóneo sería tener una inflación en torno al 0,5% este año, teniendo el cuenta que el IPC alemán se sitúe en el 2%, para así poder mantener nuestra competitividad. Pero sin duda, lo mejor es tener estabilidad, y no cambios bruscos.
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Falta remarcar a los inversores, una inflación tan baja hace que la rentabilidad que puedan obtener de sus activos sea una ganancia neta de riqueza.